Los sabios de la tierra
investigan el átomo, la naturaleza, las estrellas y los sistemas, se
entretienen con sus tubos de ensayo toda su vida y se van tan ignorantes como vinieron, esa es
la cruda realidad porque se olvidaron de
sí mismos jamás se preocuparon por descubrir su propia
existencia.
“MISERABLE
ES LA VIDA DE AQUEL QUE VIVIÓ Y NO SUPO PARA QUÉ FUE SU EXISTENCIA”
Samael Aun Weor.
De nada sirve tener tantos títulos,
dinero y fama si vamos a parar en la
sepultura. El hombre se llena de orgullo porque construye un puente, un gran
edificio, va a la Luna, a Marte y con eso se llena de grandeza. Pero en verdad
lo que hace es llenar de chatarra el espacio, contamina la tierra, los mares,
el aire, bombardea el espacio y se
alegra por que la ciencia disque está muy avanzada.
No es posible que los
pueblos, las autoridades, los religiosos apoyen esta hecatombe pensando que vamos
y actuamos muy bien ignorando que el cosmos con sus galaxias, sistemas y
planetas está perfectamente organizados que no hay nada que corregir más que a nosotros mismos.
La cruda realidad de los hechos
es que no sabemos para qué vivimos ni porque estamos aquí. Lo cierto es que estoy
seguro que de la obra de Dios no se debe hacer un basurero, ni ser más grande
que él, pero si agradarle y servirle como hijo que ayuda a cuidar la obra del Padre
con respeto, obediencia y lealtad.
Nosotros como organismos
humanos estamos perfectamente organizados mediante sistemas que se mezclan unos
a otros y se complementan como un sistema inalámbrico para formar eso que se llama hombre (microcosmos)
por descubrir, sencillamente como representación de ese gran macrocosmos.
Toda
teoría es gris y solo es verde el árbol de doradas frutas que es la vida, (goethe).







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